El uso de la conocida red de intercambio de archivos
eMule en una red corporativa puede tener graves consecuencias. Lo ha comprobado en sus propias carnes la
Federación de Servicios y Administraciones públicas de CCOO tras recibir una sanción de 6.000 euros por parte de la
Agencia de la Protección de Datos. La historia es cuando menos curiosa. Un trabajador de la organización instaló en su ordenador el programa, se conectó a internet y –seguramente por error—compartió con todos los usuarios de la red todo el disco duro. En este caso su disco incluía, entre otras cosas, una base de datos con 20.000 registros de funcionarios que habían participado en unos cursos de formación. Entre esos datos figuraban los nombres y apellidos de cada trabajador, el DNI, su dirección y su puesto.
Habitualmente, las empresas restringen a sus trabajadores la capacidad para instalar programas en los equipos que usan, y en cualquier caso, controlan el uso que se haga de esos programas. En este caso, ninguna de las dos medidas estaban en vigor. En este caso concreto se sumó, además, el descuido del empleado, que compartió todo su equipo en lugar de, como es habitual, una carpeta específica.
Aunque parezca una caso aislado y sorprendente, lo cierto es que la Agencia de Protección de Datos investiga en estos momentos otras 16 situaciones similares.
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